Bioética - (403-01)

En relación con las virtudes principales descritas por Beauchamp y Childress (1997), considero que, dado mi carácter y personalidad, la que más me representa es la integridad. Esta virtud se define como la cualidad de ser coherente con uno mismo, con los valores y principios personales, independientemente de las circunstancias. La integridad implica actuar de acuerdo con lo que uno cree correcto, sin importar quién esté observando o los beneficios que puedan obtenerse, priorizando siempre la fidelidad a uno mismo y a lo que se considera ético, incluso en ausencia de reconocimiento o recompensas inmediatas. Por otra parte, otra de las virtudes con la que me identifico, y que reconozco la importancia de seguir fortaleciéndola. La compasión está vinculada a la capacidad de identificar el sufrimiento ajeno y actuar para aliviarlo. En el contexto médico, esta virtud trasciende el dominio técnico y las habilidades clínicas, enfocándose en comprender y empatizar con el sufrimiento del paciente, abordando tanto el dolor físico como el emocional. Un médico compasivo escucha de manera activa, valida las emociones de sus pacientes y los trata como seres humanos completos, más allá de su condición clínica. En la práctica médica, la compasión no solo es esencial para humanizar la atención, sino que también permite transformar la relación entre médico y paciente, aportando profundidad y significado al proceso de curación. Es un elemento crucial que no solo trata enfermedades, sino que también ayuda a sanar a las personas en su totalidad.