Haciendo una introspección y analizando los rasgos de mi carácter considero que de las cuatro virtudes descritas por Beauchamp y Childress la que más me caracteriza es la compasión, ya que a lo largo de mi proceso de formación he tratado de entablar una relación con mis pacientes desde la empatía, tratando de entender sus dolores y sufrimientos, así como demostrando interés y preocupación genuina por el bienestar de ellos. De igual forma, durante este transcurso he descubierto la importancia de reconocer la vulnerabilidad de las personas de mi alrededor, lo cual me ha ayudado a afianzar y establecer una escucha y comunicación activa que ha resultado ser de gran ayuda al momento de brindar consuelo y tranquilidad desde esa posición de simpatía y ternura. Asimismo, trato de darle importancia a cada palabra que me dicen los pacientes para fomentar esa comprensión y atención humanizada, en donde el paciente se sienta cómodo y pueda manifestar sin miedo alguno sus aflicciones porque sabe que está en un lugar seguro y en donde su sentir es importante.
Por el contrario, de la virtud que considero que estoy más alejada es la del discernimiento, ya que en ocasiones me dejo afectar mucho de las emociones o sentimientos que pueda estar experimentando en ese momento, provocando que no tome las decisiones más adecuadas y responsables, porque dichas decisiones están influencias por una gran carga emocional y no desde una posición objetiva y razonable. Sin embargo, me gustaría trabajar en dicha virtud para poder llegar a la capacidad de analizar, evaluar y distinguir entre opciones, situaciones, valores y principios para tomar decisiones informadas, éticas y responsables.