La eutanasia es un tema muy complejo que plantea preguntas sobre la dignidad, el sufrimiento y el derecho a tomar la decisión de vivir una vida propia. Según la ética del individualismo liberal, la libertad y la autodeterminación son valoradas por encima de todo.
Esta teoría ética se basa en la idea de que todas las personas deben tener la libertad de tomar decisiones que tengan un impacto en su vida, siempre y cuando estas decisiones no interfieran con los derechos de los demás. Una persona que enfrenta un sufrimiento insoportable debido a una enfermedad terminal o incurable debería tener la capacidad de decidir si continuar o no con su enfermedad en caso de eutanasia.La decisión sobre la propia muerte debería estar en manos del individuo que la vive, en lugar de estar subordinada a un mandato externo, ya sea religioso, social o médico.
El individualismo liberal enfatiza la idea de autonomía. Este principio sostiene que debemos respetar la capacidad de las personas para tomar decisiones informadas sobre su propia vida porque somos seres racionales. Si las circunstancias son insoportables, un individuo debería tener el derecho a elegir cómo vivir su vida y cuándo ponerle fin. Al imponer normas externas sobre una experiencia íntima y personal, prohibir la eutanasia podría considerarse como una violación de esa autonomía.Desde un punto de vista más compasivo, esta postura se preocupa no solo por la libertad de elección, sino también por el respeto a la dignidad humana. El sufrimiento prolongado puede despojar a una persona de su dignidad, especialmente cuando es irreversible y sin esperanza de cura. Permitir a alguien que muera con dignidad es una forma de asegurarse de que tenga el control sobre su vida y evitar una muerte degradante o prolongada en condiciones que se consideran intolerables.En conclusión, desde la perspectiva del individualismo liberal, la eutanasia se considera un asunto de libertad personal, donde se prioriza el derecho del individuo a tomar decisiones libres sobre su propio cuerpo y su vida.